lunes, 3 de octubre de 2011

El viejo

El viejo al que le gustaba disfrutar de las risas, incluso de los llantos, y por supuesto de los silencios....
Que en su interior se dibujaban pianos que tocaban justo las notas que él necesitaba oír, esos pianos le acompañaban a todas partes y disfrutaba de ellos siempre con imágenes, ellas tomaban forma en él y el resto del mundo a su alrededor dejaba de existir.
Todo carecía de sentido.
Todo se aparcaba en el olvido.
Este era el escudo de su alma que le permitía seguir vivo.