lunes, 1 de julio de 2013

Cualquiera diría que ella estaba tomando el sol...

Cualquiera diría que ella estaba tomando el sol. Craso error.

Ella…. Ella… había conseguido sincronizar la apertura de su alma con el sonido de su corazón.

Ella encontró “el sonido” el suyo… en unas notas de piano…. No contaba una historia, ni decía nada, no tenía palabras…. Y no hacían falta.

Es como cuando lees un libro y te imaginas a los personajes; ves su ropa, como se mueven, como andan, que gestos o expresiones hacen, e incluso puedes imaginar su olor. Pero en el momento en el que ese libro se hace película toda esa magia se rompe.

Así que ella prefería no saber lo que ese “sonido” quería decir para el autor, había llegado a sus oídos, le había hecho sentir TANTO que ya era suyo. Contaba su propia historia.

Cualquiera hubiese pensado que ella estaba loca. Y de nuevo caería en error.

Ella… sumergida en “su sonido” no dejaba de reír y llorar de felicidad… tanto, tan desbordante que incluso estaba asombrada por tan sublime y colosal sensación. Carcajadas sumergidas en lágrimas interminables de una felicidad tan PURA… que las palabras de un diccionario parecen poder ser contadas con los dedos de una mano … .