viernes, 29 de octubre de 2010

Bienvenida a mi vida

Unos ojos que parecen dos eclipses en dos pequeños cielos claros. Indecisa, pero responsable. Responsable por obligación, acarea demasiado peso, con solo dos décadas de vida.
Apenas se deja conocer, pero quien sabe ver encuentra. Encuentra lo oculto, lo increíble, brillante. Escondido tras su responsabilidad alberga su gran encanto.
De gran sensibilidad, por la que ha sufrido muchas veces, se deja llevar y cae de repente. Férrea luchadora lista para actuar, para intentar conseguir su sueño, para dejar de soñar despierta, para llegar a la paz que anhela, para que la estabilidad, la quietud y la calma lleguen a su vida al fin.
Gran soñadora de tus sueños no dejes de soñar….
Solo yo te veo y por eso soy feliz, ya que parezco tener una simple cajita pero en el interior solo para mi se abre dejando ver el precioso diamante que al resto oculto queda.
A ti mi amiga.

sábado, 23 de octubre de 2010

Palabras...

Palabras que sin darnos cuenta afectan más de lo que esperábamos, ya sea para bien o para mal. Son verdaderas llaves para hacerte sentir tan feliz como nunca lo has estado, o tan descomunalmente mal que te pueden hacer llegar a pensar en el suicidio, en terminar con esta vida en la que hieren más que las armas ya que su herida es casi imposible de curar, y si lo fuese, siempre dejaría cicatriz.

Alguien en cierto momento puede tener el control de ti mismo solo con palabras. Te puedes sentir transparente y vulnerable, solo con palabras. Pueden ser capaces de atravesar y de llegar donde ni tu mismo has llegado, donde no has querido llegar, donde has tenido miedo de estar, donde no quieres volver jamás. Donde el dolor es algo tan real que se puede tocar.
Esas mismas palabras, pueden ser capaces de hacerte ver lo que oculto te había quedado siempre, de ayudarte cuando todas las puertas parecen cerradas, de consolarte, cuando en medio de la oscuridad gritas y lloras con absoluta desesperación. Son capaces de entrar en lo mas profundo de ti y salir con respuestas, capaces de… de casi todo.

Cuando me siento desesperada necesito transmitir. Siempre intento transmitir, pero en esos momentos lo noto tan necesario como el aire y tan natural como mi propia vida. Siendo en esos momentos en los que más puedo dar, también son en los que más me ayuda. Necesito darme a conocer, pero no como persona, por su trabajo y demás, sino como alguien sensible, con alma,… o como quiera que se pueda expresar.
Al igual que son importantísimas las palabras, lo son las personas que te las otorgan para que las escuches. Hay personas muy normales con palabras muy normales también, hay personas que te ayudan a levantarte, con otras te sientes protegido, y muchas más… Hay otras que son capaces de mirar dentro de ti sin tu poder hacer nada para evitarlo.
Hablare concretamente de estas últimas, yo he tenido la suerte de conocer a dos de estas personas. Se que al entrar dentro de lo que tu creías tuyo y de nadie más son capaces a veces de resultar incluso dolorosas. Pero es muy poco el dolor comparado con la ayuda involuntariamente que ejercen sobre ti. Involuntariamente, porque ellos son así, es su forma de ser, su forma de verte e increíblemente aciertan. Haciéndote de este modo sentir totalmente desnudo a su mirada, la mayoría de las veces esto es inquietante pero si sigues manteniendo contacto con estas personas pueden ayudarte como nadie, ya que profundizan en ti de un modo exagerado. Te pueden ayudar a superar cosas que creíste no superar jamás, como un trauma de niñez que tu ya tenias olvidado por el paso del tiempo y por lo arraigado que estaba ya a ti, a tu forma de ser, pero ellos son capaces de verlo tan fácilmente como lo ven todo.
Esas personas, casi siempre parecen lo que son y por lo general al poco de conocerlos. Son personas que con mucha facilidad pueden caer mal. Justo por esa facilidad que tienen para ver, para verte. Pero hay que saber valorarlo, ellos no lo hacen por meterse contigo simplemente te dicen lo que ven y como lo ven. En ese momento la mayoría de las personas se cerraría a la idea, ya que no suele gustar que entren en ti y menos tan pronto y con la tremenda facilidad que les caracteriza.

Gracias a esas palabras, se pueden conseguir verdaderas maravillas. Gracias a todas esas palabras en el momento exacto, de la persona correcta y de la forma esperada… Puedes llegar a ser verdaderamente feliz. Porque la verdadera felicidad dura un muy corto espacio de tiempo. Hay que saber aprovechar la verdadera felicidad, para saber valorarla bien.

jueves, 7 de octubre de 2010

Un suicida...

Luis era un chico joven que siempre había creído en la brutal importancia de la vida. Sabía apreciarla de una forma especial ya que tenía una sensibilidad muy desarrollada.
Él después de unos horribles días de estrés, tensión y mucha presión, (que en parte habían sido provocados por el mismo, por su peculiar forma de ser y de reaccionar ante determinadas situaciones), había llegado a plantearse el suicidio. Para él era algo increíble poder haber alcanzado ese límite.
Su determinación ante este tema siempre había sido implacable. “La gente se suicida por cobardía y por qué no puede llegar a apreciar realmente la vida, el valor de cada día y de las cosas más simples que a la mayoría pasan desapercibidas” decía.
Pero sí, él había llegado a ese punto. Una mala, malísima noche estuvo pensando fríamente en ello. La gente se suicida, muchas veces por qué no ven salida, o porque ven que lo único que pueden controlar de su vida es su propia muerte. Por que se ven incapaces de enfrentarse a problemas o situaciones.
Luis no dejaba de quedarse asombrado con las cosas que podía llegar a pensar sobre la vida. Pensaba que en ese momento la vida le parecía una mierda y que por mucho que mirara las cosas que podían tener valor, (las que lo tenían para él) ya no le parecían lo mismo. Él siempre fue consciente de lo pequeño que era con respecto al mundo, y que era prácticamente insignificante, pero eso hacía que se diera cuenta de la verdadera grandeza de las cosas y que las pudiera admirar. Ahora ese pensamiento era distinto, solo veía su vida como algo realmente insignificante que le hacía daño.
Él había llegado a esta situación pensando: “Es como si no quisiera vivir si puedo sentir tanto dolor…”. Después de estar un rato meditando sobre su pensamiento… y la situación en la que se encontraba, lo que se le pasó por la cabeza es que necesitaba un psicólogo o un psiquiatra. Él nunca había sabido la diferencia entre ambos, pero de todas formas no tenía el pensamiento generalizado de que por ir a alguno de los dos estaba loco.
Pero aún así le asustaba la idea de que alguno de los dos le dijeran que estaba loco. Él sabía que tenía algo, algún tipo de problema pero tenía miedo de que ellos pudiesen ver algo más.
Seguía pensando que quería y no hacerlo. Se lo imagino varias veces, de varias formas distintas, e incluso tuvo entre sus manos la ocasión….
Tuvo miedo de sí mismo. No sé aún por qué no llegó a hacerlo, supongo que su pasión por la vida le llevó a darle una segunda oportunidad.