viernes, 4 de noviembre de 2011

Solo ganas de llorar de llorarte

Tan solo tengo ganas de llorar de llorarte.
De escucharte llegar sigiloso. Pero a tiempo. A tiempo.
Puede que no abriera la puerta en el momento correcto, en la hora marcada o de la manera adecuada. No tengo voz para hablarte. Solo lágrimas interminables.
No tengo ojos para mirarte, porque no te veo. No te encuentro. No te sé. No eres tú. No estás.
Sutil abismo del alma,
increíble vacío,
impenetrable armadura,
silencio tan mío.