Con un espejo entre las manos, sólo pude dejarlo caer. Después cada paso era inevitablemente doloroso entre cristales, esos cantos afilados se abrían paso entre mi piel. La sangre enseguida hizo charco, como un círculo o barrera a mi alrededor, que dejaría claro que quien se acercase a mí quedaría manchado de esa sangre. Se veía tan oscura en ese suelo de madera. Se apoderaba de los surcos y las betas de ésta haciéndolos suyos a su paso. Emergida entre semejante estropicio, lo inevitable pasó, y sólo pude resbalar y caer. Ahora toda yo estaba cubierta de esa opaca sangre que ya no me pertenecía. Huía de mí, sangraba todo mi cuerpo. La impotencia de la quietud de mis músculos que, petrificados habían quedado ante semejante escenario invocó a las lagrimas, que en tantísimas ocasiones habían sido mis fieles compañeras. Ellas también se desprendían de mí, me nublaban la vista, me mojaban el alma.
Solo pude tenderme en el suelo a escuchar como todo ello salía inexorablemente de mí. A su paso se llevaba las fuerzas y las ganas de levantarme.
Entre lágrima y lágrima…
...pensé en tantas cosas.
Sumire Violeta
紫Pensamientos...
martes, 3 de diciembre de 2013
lunes, 1 de julio de 2013
Cualquiera diría que ella estaba tomando el sol...
Cualquiera diría que ella estaba tomando el sol. Craso error.
Ella…. Ella… había conseguido sincronizar la apertura de su alma con el sonido de su corazón.
Ella encontró “el sonido” el suyo… en unas notas de piano…. No contaba una historia, ni decía nada, no tenía palabras…. Y no hacían falta.
Es como cuando lees un libro y te imaginas a los personajes; ves su ropa, como se mueven, como andan, que gestos o expresiones hacen, e incluso puedes imaginar su olor. Pero en el momento en el que ese libro se hace película toda esa magia se rompe.
Así que ella prefería no saber lo que ese “sonido” quería decir para el autor, había llegado a sus oídos, le había hecho sentir TANTO que ya era suyo. Contaba su propia historia.
Cualquiera hubiese pensado que ella estaba loca. Y de nuevo caería en error.
Ella… sumergida en “su sonido” no dejaba de reír y llorar de felicidad… tanto, tan desbordante que incluso estaba asombrada por tan sublime y colosal sensación. Carcajadas sumergidas en lágrimas interminables de una felicidad tan PURA… que las palabras de un diccionario parecen poder ser contadas con los dedos de una mano … .
Ella…. Ella… había conseguido sincronizar la apertura de su alma con el sonido de su corazón.
Ella encontró “el sonido” el suyo… en unas notas de piano…. No contaba una historia, ni decía nada, no tenía palabras…. Y no hacían falta.
Es como cuando lees un libro y te imaginas a los personajes; ves su ropa, como se mueven, como andan, que gestos o expresiones hacen, e incluso puedes imaginar su olor. Pero en el momento en el que ese libro se hace película toda esa magia se rompe.
Así que ella prefería no saber lo que ese “sonido” quería decir para el autor, había llegado a sus oídos, le había hecho sentir TANTO que ya era suyo. Contaba su propia historia.
Cualquiera hubiese pensado que ella estaba loca. Y de nuevo caería en error.
Ella… sumergida en “su sonido” no dejaba de reír y llorar de felicidad… tanto, tan desbordante que incluso estaba asombrada por tan sublime y colosal sensación. Carcajadas sumergidas en lágrimas interminables de una felicidad tan PURA… que las palabras de un diccionario parecen poder ser contadas con los dedos de una mano … .
jueves, 23 de mayo de 2013
Llorar con los ojos abiertos
Hoy. Hoy tengo ganas de escribirte, porque eres tu el que siempre me ha escuchado. Hoy tengo ganas de escribirte, para contarte todo lo que me ha pasado. Quiero decirte que he vuelto. He vuelto. Aunque creo que no volveré a ser la misma jamás. Vuelvo a poder ver el mundo con lo maravilloso de estos ojos que cerrados quedaron un tiempo.
Todo ese tiempo lo único que pude hacer con ellos fue llorar. Pero ahora lloro con los ojos abiertos. Con la mirada fija hacia algún lugar, casi el que sea. No importa. Vuelvo a ver. Ver, era lo único que yo poseía y desprovista de ello no quería más nada.
Te escribo a ti para variar y poder contarte algo bueno, lo único que me enorgullece de mi misma. Lo único en lo que creo aunque la gente no me crea. Lo que siento. Lo siento tanto, que no me importa estar sola en ese lugar. Por fin amigo no me haces falta, aunque solo sea en un lugar de mi vida.
En este, me gusta estar sola.
En este, siento como se ensancha eso que llaman alma,… y me desborda.
Todo ese tiempo lo único que pude hacer con ellos fue llorar. Pero ahora lloro con los ojos abiertos. Con la mirada fija hacia algún lugar, casi el que sea. No importa. Vuelvo a ver. Ver, era lo único que yo poseía y desprovista de ello no quería más nada.
Te escribo a ti para variar y poder contarte algo bueno, lo único que me enorgullece de mi misma. Lo único en lo que creo aunque la gente no me crea. Lo que siento. Lo siento tanto, que no me importa estar sola en ese lugar. Por fin amigo no me haces falta, aunque solo sea en un lugar de mi vida.
En este, me gusta estar sola.
En este, siento como se ensancha eso que llaman alma,… y me desborda.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
Vivir viviendo
Encontrarte en lo desconocido, conocer de nuevo.
Vivir lo no vivido.
No dejar de tener miedo.
Pero a pesar de todo seguir vivo.
VIVIR VIVIENDO.
No quedarte dormido en un cómodo sueño.
Encontrar aquello que perdiste sin saber que lo habías perdido.
Sentirte Tú mismo.
Vivir lo no vivido.
No dejar de tener miedo.
Pero a pesar de todo seguir vivo.
VIVIR VIVIENDO.
No quedarte dormido en un cómodo sueño.
Encontrar aquello que perdiste sin saber que lo habías perdido.
Sentirte Tú mismo.
lunes, 16 de julio de 2012
Sangre
Susurrarte, escribirte, imaginarte, tocarte
Y perderme entre todo ello,
Y dejarme arrastrar por lo que quiero,
Y pensar
Y pensarte…
Todo lo lleno de sangre,
Sangre por todas partes,
Sangre seca y negra por las paredes y las ventanas, por las puertas…
Todo impregnado por ese olor tan fuerte a dolor, a daño y no sé sentir otra cosa,
No me sale recordar otra cosa.
Sigo hablándote aunque no quiera,
Sigo tu estela tal como la inventé.
Era para ti, era para mí
Para no perderte ni perderme.
Y perderme entre todo ello,
Y dejarme arrastrar por lo que quiero,
Y pensar
Y pensarte…
Todo lo lleno de sangre,
Sangre por todas partes,
Sangre seca y negra por las paredes y las ventanas, por las puertas…
Todo impregnado por ese olor tan fuerte a dolor, a daño y no sé sentir otra cosa,
No me sale recordar otra cosa.
Sigo hablándote aunque no quiera,
Sigo tu estela tal como la inventé.
Era para ti, era para mí
Para no perderte ni perderme.
sábado, 31 de marzo de 2012
Alcanzar
Extender las manos sin llegar a alcanzar con las yemas de los dedos todo aquello que realmente quieres. Sin lograr ni tan siquiera poder rozarlo. Y sentirte tan pequeño que no puedes evitar que caigan sobre tus mejillas lágrimas de impotencia.
Pero lo que debes hacer es seguir intentándolo, porque de algún modo, algún día crecerás. El problema es que la espera es muy dura, pues parece no tener fin y a veces es inevitable pensar que no podrás llegar nunca. Que por mucho que lo desees no será alcanzado jamás.
Hay gente que por no poder ver esa posibilidad de futuro deja de extender los brazos esforzándose en llegar.
Hay personas a las que ya les duelen demasiado de tenerlos continuamente en tensión. Personas a las que las inclemencias de la vida les atormentan tanto que no las llegan a soportar, que están cansados de los continuos golpes que te hieren y amoratan. Incesante dolor al que no ven la posibilidad de darle fin.
¿O sí?...
Tal vez lo que sucede es que realmente ven una salida tan clara y brillante que los deslumbra y no los deja ver nada más.
Pero lo que debes hacer es seguir intentándolo, porque de algún modo, algún día crecerás. El problema es que la espera es muy dura, pues parece no tener fin y a veces es inevitable pensar que no podrás llegar nunca. Que por mucho que lo desees no será alcanzado jamás.
Hay gente que por no poder ver esa posibilidad de futuro deja de extender los brazos esforzándose en llegar.
Hay personas a las que ya les duelen demasiado de tenerlos continuamente en tensión. Personas a las que las inclemencias de la vida les atormentan tanto que no las llegan a soportar, que están cansados de los continuos golpes que te hieren y amoratan. Incesante dolor al que no ven la posibilidad de darle fin.
¿O sí?...
Tal vez lo que sucede es que realmente ven una salida tan clara y brillante que los deslumbra y no los deja ver nada más.
sábado, 25 de febrero de 2012
Puedo escribir los versos más tristes esta noche...
Puedo escribirlos y con ellos que se me desgarre el alma,
y con ellos escuchar el crepitar del dolor de esa llama.
Puedo escribir al recordar todos los gritos de mi alma,
puedo nombrar sin parar el dolor que a ellos embarga.
Sumergirme en cada palabra y hundirme en el inmenso mar del desconsuelo,
buscar para no encontrar la calma ni la cura de todo lo que anhelo.
Puedo oír esa voz que me despedaza,
que hace añicos sus propias palabras,
que me atemoriza,
me destroza,
me descuartiza,
me azota, y me hace zozobrar en un rio de pensamientos sin final.
y con ellos escuchar el crepitar del dolor de esa llama.
Puedo escribir al recordar todos los gritos de mi alma,
puedo nombrar sin parar el dolor que a ellos embarga.
Sumergirme en cada palabra y hundirme en el inmenso mar del desconsuelo,
buscar para no encontrar la calma ni la cura de todo lo que anhelo.
Puedo oír esa voz que me despedaza,
que hace añicos sus propias palabras,
que me atemoriza,
me destroza,
me descuartiza,
me azota, y me hace zozobrar en un rio de pensamientos sin final.
viernes, 13 de enero de 2012
Yo...
Un poco de realidad,
respirar un ápice de dolor amargo,
saber la verdad
y dejarse tender entre tus manos,
suspirar palabras,
sonreír llorando.
Verter todo lo que hay dentro,
para poder derramarlo.
respirar un ápice de dolor amargo,
saber la verdad
y dejarse tender entre tus manos,
suspirar palabras,
sonreír llorando.
Verter todo lo que hay dentro,
para poder derramarlo.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Palabras escritas
Hay ciertas cosas que solo se pueden contar leyéndolas en voz alta. Hay ciertas cosas que primero deben estar escritas y después deben ser leídas por alguien que les aporte vida dándoles un poco de su alma. Nunca es igual leer algo para ti que escuchar una voz (o la tuya propia) dando la entonación y la importancia a las palabras o frases que la posean.
Hay cosas escritas que por el hecho de saber quien las ha escrito sabes el modo o la intención que tienen tras de sí. Por ello tienen una repercusión o significado en ti. Esas palabras o frases para ti son como si llevaran firma, e incluso puedes llegar a imaginar a la otra persona diciéndotelas. Su voz, sus gestos… su cara en casi cada momento, o más concretamente en los momentos puntuales.
Pero nunca sabrás con exactitud cómo, para quien, o de qué manera han sido escritas esas palabras, por mucho que llegues a creer que conoces la respuesta y a la otra persona, no sabrás más de lo que tú puedas imaginar. Siempre hay que dar un margen a error.
Escribimos porque necesitamos expresar algo de alguna manera, pero no por ello queremos que todo el mundo lo entienda. Nos dejamos ese pequeño espacio íntimo y personal para nosotros mismos. Muchas veces también hacemos esto hablando, porque hay cosas que prefieres que no sean comprendidas por completo o dejar un poco en el aire y que la otra persona lo interprete a su modo (a pesar que dada tu intención no sea el correcto).
Siempre hay algo que nos guardamos para nosotros mismos o incluso de nosotros mismos. Ese algo que no queremos ver.
Hay cosas escritas que por el hecho de saber quien las ha escrito sabes el modo o la intención que tienen tras de sí. Por ello tienen una repercusión o significado en ti. Esas palabras o frases para ti son como si llevaran firma, e incluso puedes llegar a imaginar a la otra persona diciéndotelas. Su voz, sus gestos… su cara en casi cada momento, o más concretamente en los momentos puntuales.
Pero nunca sabrás con exactitud cómo, para quien, o de qué manera han sido escritas esas palabras, por mucho que llegues a creer que conoces la respuesta y a la otra persona, no sabrás más de lo que tú puedas imaginar. Siempre hay que dar un margen a error.
Escribimos porque necesitamos expresar algo de alguna manera, pero no por ello queremos que todo el mundo lo entienda. Nos dejamos ese pequeño espacio íntimo y personal para nosotros mismos. Muchas veces también hacemos esto hablando, porque hay cosas que prefieres que no sean comprendidas por completo o dejar un poco en el aire y que la otra persona lo interprete a su modo (a pesar que dada tu intención no sea el correcto).
Siempre hay algo que nos guardamos para nosotros mismos o incluso de nosotros mismos. Ese algo que no queremos ver.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Quitarse la armadura
Cuando lloras te sientes débil, despojado de tu fortaleza, por eso es tan placentero y reconfortante que este alguien a tu lado en ese momento. Cuando lloras y hay alguien al lado es como si esa vulnerabilidad no fuera tan mala, porque te sientes protegido, porque hay alguien que sabe que estas mal y te va a acoger en sus brazos mientras te calmas y puedes volver a ponerte la armadura. *Esa persona, en ese momento, es lo único que te protege del resto del mundo.*
Si esa persona no está sientes que el mundo te come, te devora, te mastica a su antojo sin tu poder hacer nada.
Necesitamos armaduras constantemente para poder salir a la calle, las necesitamos para no morir arrastrados a lo más profundo del estómago del mundo.
Pero siempre existen en tu vida ciertas personas con las que te llegas a sentir tan a gusto que sin darte cuenta ellos mismos te quitan esa férrea armadura que a ti te ha costado tantísimos golpes forjarte, para que no te volvieran a herir. Esas personas se convierten en un arma de doble filo. Igual que tienen la puerta abierta para hacerte muchísimo bien, la tienen abierta para lo opuesto. Esas personas son las que realmente pueden alcanzar en un solo golpe lo más profundo de tu ser, esas personas son las posibles causantes de hacerte sentir una muerte en vida.
Esas personas muchas veces no son conscientes de lo realmente vulnerable que eres ante ellas. Ellas representan un gran pilar en la estructura de tu vida, y del mismo modo en que te ayudan a soportar el gran peso de esta, también pueden hacer que toda ella se tambalee e incluso hacerla desmoronarse.
Debo añadir a lo primero que hay gente que por tener falta de esa persona no consigue desahogarse por completo, ya que no se puede quitar la armadura sin tener a su lado a alguien para poder hacerlo.
Si esa persona no está sientes que el mundo te come, te devora, te mastica a su antojo sin tu poder hacer nada.
Necesitamos armaduras constantemente para poder salir a la calle, las necesitamos para no morir arrastrados a lo más profundo del estómago del mundo.
Pero siempre existen en tu vida ciertas personas con las que te llegas a sentir tan a gusto que sin darte cuenta ellos mismos te quitan esa férrea armadura que a ti te ha costado tantísimos golpes forjarte, para que no te volvieran a herir. Esas personas se convierten en un arma de doble filo. Igual que tienen la puerta abierta para hacerte muchísimo bien, la tienen abierta para lo opuesto. Esas personas son las que realmente pueden alcanzar en un solo golpe lo más profundo de tu ser, esas personas son las posibles causantes de hacerte sentir una muerte en vida.
Esas personas muchas veces no son conscientes de lo realmente vulnerable que eres ante ellas. Ellas representan un gran pilar en la estructura de tu vida, y del mismo modo en que te ayudan a soportar el gran peso de esta, también pueden hacer que toda ella se tambalee e incluso hacerla desmoronarse.
Debo añadir a lo primero que hay gente que por tener falta de esa persona no consigue desahogarse por completo, ya que no se puede quitar la armadura sin tener a su lado a alguien para poder hacerlo.