lunes, 19 de diciembre de 2011

Palabras escritas

Hay ciertas cosas que solo se pueden contar leyéndolas en voz alta. Hay ciertas cosas que primero deben estar escritas y después deben ser leídas por alguien que les aporte vida dándoles un poco de su alma. Nunca es igual leer algo para ti que escuchar una voz (o la tuya propia) dando la entonación y la importancia a las palabras o frases que la posean.
Hay cosas escritas que por el hecho de saber quien las ha escrito sabes el modo o la intención que tienen tras de sí. Por ello tienen una repercusión o significado en ti. Esas palabras o frases para ti son como si llevaran firma, e incluso puedes llegar a imaginar a la otra persona diciéndotelas. Su voz, sus gestos… su cara en casi cada momento, o más concretamente en los momentos puntuales.
Pero nunca sabrás con exactitud cómo, para quien, o de qué manera han sido escritas esas palabras, por mucho que llegues a creer que conoces la respuesta y a la otra persona, no sabrás más de lo que tú puedas imaginar. Siempre hay que dar un margen a error.
Escribimos porque necesitamos expresar algo de alguna manera, pero no por ello queremos que todo el mundo lo entienda. Nos dejamos ese pequeño espacio íntimo y personal para nosotros mismos. Muchas veces también hacemos esto hablando, porque hay cosas que prefieres que no sean comprendidas por completo o dejar un poco en el aire y que la otra persona lo interprete a su modo (a pesar que dada tu intención no sea el correcto).
Siempre hay algo que nos guardamos para nosotros mismos o incluso de nosotros mismos. Ese algo que no queremos ver.

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