miércoles, 5 de mayo de 2010

La niña

Esta niña ya era mayor, pero muchas noches cuando estaba acostada en la cama y ya se había tapado hasta casi cubrirse la cara a la altura del cuello, y las sábanas estaban ya atemperadas a su cuerpo, entornaba los ojos, hasta ver borroso y apenas nada, tanto que casi los llegaba a cerrar. Entonces veía a su osito. Ese con el que había estado mucho tiempo y ya no tenía.
Si se concentraba podía notar el tacto de su tela en las yemas de sus dedos, esa rugosidad de pelaje que lo hacía tan característico, esa suavidad en las zonas más desgastadas.
Veía su color y todas esas tonalidades que le habían otorgado el tiempo y el constante traqueteo que ella le había dado. Sentía sus ojos duros de plástico frio que tan rayados estaban. Esos ojos aparentemente inexpresivos que a ella se lo daban todo sin pedir nada a cambio, sin quedar siquiera pupilas en su interior. Ese hocico al que tantas veces había acercado su nariz mientras lo miraba con todo el amor del mundo y de su corazón.
Recordaba minuciosamente el modo en el que lo abrazaba y el tamaño que entonces tenía para ella entre sus brazos. Podía recordar exactamente con la fuerza con la que lo apretaba contra su pecho hasta tocarse los hombros opuestos con cada mano, e incluso la temperatura a la que solía estar.
Cogía aire y recordaba su olor, con el que se había dormido tantísimas veces. Ese olor que le hacía sentir segura y abstraída del resto del mundo por ello. Recordaba que en esos momentos para ella el universo no importaba, solo existía su pequeño compañero al que le confiaba entre susurros todos sus secretos que él guardaba en silencio.
Ella entre el tacto de la almohada ya caliente y el de su oso cerraba los ojos al resto y viajaba al país de los sueños, mecida por el olor y el tacto de su fiel compañero que nunca querría separarse de ella.
Un día la niña ya mayor, ya no lo quería. Ella solo conservaba el cariño del pasado vivido junto a él, y lo guardó en una caja. Aunque de vez en cuando lo echaba en falta, ya no tenía esa necesidad. Y dormía sola.
Sola…. Sola.

1 comentario:

Llum Rovira Gil dijo...

Me alegra! gracias ^^ ... La verdad es que lo hice sintiendolo... intente involucrar todos mis sentidos, a parte evidentemente de mis sentimientos.
Mi intención era expresar más allá.

Al menos alguien se da cuenta... :P

Gracias de nuevo! besos ^^

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