viernes, 21 de mayo de 2010

Veo espacios



Donde miro veo espacios, espacios de color negro que no consigo tapar y que se que no lo conseguiré jamás. Esos espacios siempre estarán ahí, con suerte en un tiempo no me daré cuenta de que están.
Ellos existen en todas partes, aún donde no deberían existir. Aparecen. Ellos me rodean cuando más segura estoy de haberlos olvidado. Se ciernen sobre mí y a veces consiguen que me falte el aire. Sobre ellos recae la culpa de mis lágrimas, que en contra de mis creencias no parecen tener fin. Me gustaría que con ellas se pudiesen tapar esos espacios… me gustaría… pero sé que no será así. Lo sé.
A veces me evado en esos espacios dejando la mirada suspendida en el infinito y no vuelvo hasta pasados unos minutos. Minutos en los que a mí me sobra tiempo para poder verlo todo ahí dentro. Todo tiene colores diferentes, colores del pasado. Ellos me absorben, me atraen, ellos me hacen caer en su interior, cuando estoy sola caigo. Caigo.
Caigo sin remedio cuando estoy en soledad esperando ser rescatada de ellos que me maltratan y me hacen sufrir. Ellos hacen que llore como una niña, con tanta pena que parece que se va a morir.
Esos espacios se adhieren a las cosas, cosas que no tienen nada que ver aunque me parezca increíble. Pero ellos están ahí justo por eso, porque sé que no deberían estar, porque sé que no tienen razones para ello, pero basta que piense eso… para que aparezcan.
Ellos también absorben mi mente y no la dejan en paz, su descanso es inconcebible ya que ellos están.
Ellos están en las paredes y cosas que miro, están en lo que escribo, están en todo lo que leo, están en todo lo que percibo; están en los sonidos, están en los olores, están en los sabores, están en las caricias, están en las miradas… están…Ellos están en mí.
Espacios en mí. Espacios

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